La manteca de cerdo ha sido utilizada durante siglos en la cocina tradicional colombiana, y actualmente vive un resurgimiento como alternativa natural frente a grasas procesadas. En Colombia, y especialmente en ciudades como Bogotá, el interés por productos artesanales ha generado una oportunidad valiosa para los productores locales. Este artículo explora a fondo el proceso artesanal de producción de manteca de cerdo y su impacto en el mercado nacional.
1. ¿Qué es la manteca de cerdo y por qué es tan valorada?
La manteca de cerdo es la grasa extraída del cerdo mediante cocción lenta, sin aditivos ni conservantes. Su textura cremosa, sabor suave y alta versatilidad culinaria la hacen ideal para:
Freír y cocinar sin alterar el sabor de los alimentos.
Hacer arepas, tamales y empanadas.
Preparar postres tradicionales como hojaldras y pasteles.
A nivel nutricional, contiene grasas monoinsaturadas y saturadas, siendo una opción natural frente a grasas trans o aceites refinados.
2. El resurgimiento de lo artesanal en Colombia
En Bogotá y otras grandes ciudades del país, los consumidores buscan volver a productos más naturales, menos industrializados. Este cambio ha beneficiado a los productores artesanales de manteca de cerdo, que ofrecen:
Procesos manuales y cuidadosos.
Ingredientes 100% naturales.
Origen conocido y confianza del consumidor.
El movimiento “Hecho en Colombia” respalda esta tendencia, fortaleciendo mercados locales.
3. El proceso artesanal paso a paso
Producir manteca de cerdo de manera artesanal implica atención al detalle y compromiso con la calidad.
Selección de la materia prima:
Se utiliza grasa de cerdo fresca, especialmente la grasa de la espalda y del abdomen.
Es crucial que la grasa provenga de animales sanos y criados con buena alimentación.
Preparación y limpieza:
La grasa se corta en trozos pequeños para facilitar la cocción.
Se limpia cuidadosamente, eliminando restos de carne y sangre.
Cocción lenta:
Se realiza en ollas de acero inoxidable o aluminio grueso.
La grasa se derrite a fuego bajo durante varias horas hasta que se transforma en líquido transparente.
Durante la cocción, se remueve constantemente para evitar que se queme.
Filtrado:
Se cuela cuidadosamente para eliminar impurezas o partículas sólidas.
Algunas técnicas artesanales incluyen doble filtrado con lienzo para mayor pureza.
Envasado:
Se vierte en recipientes de vidrio o plástico resistente a altas temperaturas.
Se etiqueta con fecha de producción, origen y recomendaciones de uso.
Este proceso, aunque lento, garantiza un producto final de alta calidad, con aroma neutro y larga duración.
4. Herramientas y equipos necesarios
Aunque es un proceso artesanal, se requieren algunos elementos para mantener la calidad:
Ollas grandes de acero inoxidable.
Espátulas de madera.
Lienzos o coladores metálicos.
Recipientes de envasado higiénicos y seguros.
Básculas para control de porciones.
El entorno también debe ser limpio, con buena ventilación y superficies fáciles de desinfectar.
5. Buenas prácticas de producción
Para ofrecer un producto competitivo y confiable, es importante seguir buenas prácticas de manufactura:
Uso de guantes y tapabocas durante el proceso.
Lavado frecuente de manos y utensilios.
Control de temperatura en cocción y almacenamiento.
Registro de fechas de producción y lotes.
Estas prácticas ayudan a cumplir con requisitos sanitarios y a proteger la reputación del productor.
6. Certificaciones y normativas en Colombia
Para comercializar manteca de cerdo en Bogotá y otras ciudades, se deben tener en cuenta regulaciones:
Registro ante el INVIMA (Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos).
Certificaciones de manipulación de alimentos.
Normas de etiquetado (contenido, fecha de producción y vencimiento, origen, modo de conservación).
Cumplir con estas normativas mejora la percepción del cliente y abre puertas al comercio formal y mayorista.
7. Costos y márgenes en la producción artesanal
El costo de producción artesanal de manteca de cerdo puede variar según la escala, pero en promedio:
Costo por kilo de grasa fresca: $5.000 - $7.000 COP.
Rendimiento aproximado: 1 kilo de grasa produce 700-800 gramos de manteca.
Precio de venta en Bogotá: $10.000 - $14.000 COP por kilo, en promedio.
Esto permite márgenes que pueden superar el 50%, especialmente en canales directos al consumidor.
8. Diferenciación frente a productos industriales
Los productos industriales suelen contener conservantes y sabores artificiales. La manteca artesanal se destaca por:
Sabor más auténtico.
Origen conocido.
Producción ética y responsable.
Esto permite posicionar la manteca de cerdo artesanal como un producto premium, ideal para consumidores conscientes.
9. Retos en la producción artesanal
Aunque la manteca artesanal es valiosa, también enfrenta desafíos:
Escalabilidad limitada: El proceso manual puede limitar la producción.
Conservación: Se debe evitar la exposición al calor o la luz para prevenir rancidez.
Transporte: En zonas cálidas se requiere refrigeración o entregas rápidas.
Sin embargo, estos retos pueden superarse con organización, inversión gradual y apoyo a redes de distribución local.
10. Comercialización y distribución
Una vez producida, la manteca de cerdo artesanal puede venderse en múltiples canales:
Ferias campesinas y mercados locales.
Tiendas naturistas o de productos orgánicos.
Redes sociales y plataformas como Instagram o WhatsApp.
Aliados como restaurantes, panaderías o tiendas gourmet.
Ofrecer promociones por volumen o entregas a domicilio mejora la rotación y fidelización.
11. Casos de éxito en Bogotá y otras ciudades
En Bogotá ya existen ejemplos de productores que han logrado reconocimiento gracias a la calidad de su manteca artesanal:
Emprendimientos familiares que venden por redes sociales.
Proyectos comunitarios en barrios rurales que distribuyen a tiendas.
Marcas que destacan el proceso limpio, ético y sostenible.
Estos casos muestran que el producto artesanal, bien presentado, tiene excelente acogida.
Conclusión
La producción artesanal de manteca de cerdo en Colombia no solo es viable, sino también una forma de rescatar la tradición, generar empleo y ofrecer un producto natural y saludable. En ciudades como Bogotá, donde la demanda de alimentos auténticos va en aumento, los productores artesanales tienen una gran oportunidad. Con procesos bien definidos, respeto por las normas sanitarias y una propuesta de valor clara, es posible construir un negocio sólido y con proyección nacional.
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